Agresividad canina dominante

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Agresividad canina dominante, la más habitual de todas dentro de la agresividad canina.

Dentro de la agresividad canina, la agresividad canina dominante juega un papel predominante, tanto por su frecuencia como por su importancia comportamental.
Como decíamos en otra página, la agresividad canina es un componente dentro del lenguaje canino y uno muy importante.
Este tipo de agresividad canina podríamos decir que es común a todos los perros. Ya que en algún momento de sus vidas habrán pretendido dominar a otros.
Cualquier perro que pretenda adquirir, mostrar o mantener un status dominante mostrará este tipo de agresividad. El grado de agresividad dominante podrá ser desde muy sutil hasta totalmente desproporcionado.

Las muestras típicas de este tipo de agresividad son posturales y gestuales. Se mostrará por lo general cuadrado sobre sus extremidades, con el cuello erguido, la cola alta y las orejas en posición adelantada y tensa. No se debe olvidar la mirada que será firme, decidida y con los ojos muy abiertos y desafiantes.
Estas muestras físicas de estatus se suelen acompañar con las primeras muestras de agresividad canina dominante. Levantamiento de los belfos y la articulación de algún tipo de gruñido o ladrido, por ejemplo. El alzamiento de los belfos tiene la intención de mostrar los colmillos a modo de advertencia y ello acompañado de gruñidos o ladridos aumenta el énfasis o la intención de agresión.

Existe una figura o tipo de perro al que llamamos el falso dominante y es aquel que muestra todo lo anterior, pero en el momento que se le opone resistencia desiste hasta la próxima ocasión. Este tipo de faroles son comunes tanto en la relación de perros con perros como entre perros y personas.  Este tipo de perros rara vez se atreve a dar el paso de agredir al otro, por la falta de seguridad y carácter necesarios para realizar el ataque.

Por tanto entendemos que una agresividad dominante debe ser mostrada y desarrollada por un ejemplar psicológicamente dominante. Dicho de otro modo el perro debe creer en su fuero interno que es superior al otro individuo, sea otro cánido o un ser humano

Este rol es muy llamativo en las familias que tienen uno de estos perros y el comportamiento dominante se muestra solo con algunos de los integrantes de la familia. El perro nos dice de este modo dónde cree que se encuentra en el escalafón de la jerarquía de la familia.

Como en todos los tipos de agresividad canina habrá diferentes niveles desde bajos o moderados, hasta los muy altos. Desde los grados medios a los muy altos, será determinante el tamaño del perro. Primero porque el poder lesivo puede aumentar hasta llegar a ser potencialmente letal y segundo porque a mayor tamaño tenga el perro mayor será su seguridad y determinación.
Por ejemplo, será mucho más difícil de reconducir a un Mastín de 80 kg que a un Pastor Alemán de 45 Kg. La determinación de uno y otro serán muy diferentes y su capacidad de ganar físicamente también lo será.

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Otro factor muy determinante será el componente genético de esa agresividad dominante. Sobre el factor genético no podemos actuar o mejor dicho modificar ya que está dentro del ADN del individuo. Podremos enseñarle a regularse o a controlarse, pero la carga genética permanecerá inalterable durante toda su vida. No debe confundirse este factor con el potenciado por las gónadas sexuales en los ejemplares machos. Si se opta por la castración eliminaremos la testosterona del organismo del perro, pero su ADN permanecerá invariable.

La castración puede ayudar en algunos machos a que el nivel de agresividad canina dominante baje, pero que lo haga en unos valores suficientes no suele ser habitual. La castración como medio para controlar la agresividad de cualquier tipo, debe realizarse como profilaxis. Esto quiere decir, que antes de que la agresividad se manifieste como un problema se puede optar por la castración y preferiblemente sobre los 9 meses de edad, ni antes ni después. 

Junto con el factor genético debemos hablar del factor psicológico del ejemplar. Un ejemplar psicológicamente muy fuerte lo será primero por una base genética que lo sustente y segundo y no menos importante, por el componente construido o adquirido de esa fortaleza. Si nos encontramos ante un ejemplar adulto de más de 3 años, con una fortaleza psicológica grande, con gran determinación para ganar y con una envergadura que lo haga pasar de los 40 Kg, estaremos ante un reto enorme.

En definitiva el perro mediante la agresividad dominante pretende establecer un orden y mantenerlo. Por supuesto ese orden estará visto desde la perspectiva de un perro y será muy diferente al de los humanos. Todo esto siempre lleva a problemas que pueden hacer la convivencia imposible si no se busca ayuda.

Si usted tiene este tipo de problema, puede consultarnos sin compromiso. Somos expertos en el tratamiento de la agresividad canina.